Hebreos 11:6
Introducción:
El elemento determinante entre lo que Dios puede y quiere darnos y el cúmulo de nuestras necesidades es la fe. La fe no es otra cosa que creerle a Dios. Diga en alta voz: «Yo le creo a Dios»
Cuando tenemos esto bien definido, entonces podemos considerar los aspectos que encierra la fe:
1. La fe nos lleva a tomar decisiones de alto riesgo (Génesis 12:1-5)
Al salir de Ur de los caldeos, Abraham estaba arriesgando sus posesiones, sus cosas, su familia y todo cuanto hubiese alcanzado a tener hasta ese momento por seguir al Señor. El cristiano consagrado a Dios está dispuesto a arriesgarlo todo para aventurarse a ir tras lo que Dios le haya dicho. A muchos cristianos les cuesta tomar decisiones. Ignoran que el futuro nuestro no solo depende de las oportunidades que tengamos en la vida, sino también de las decisiones que tomemos frente a esas oportunidades, y optan por dejar que pasen sin echar manos a ellas. Abraham escogió salir de su parentela y logró lo que Dios le había dicho.
2. La fe nos lleva a emprender largas jornadas en busca de un mejor destino (Génesis 12:4-5)
El viaje de Abraham cubrió una ruta de más de 2.400 Km de distancia y los recorrió alimentado por la fe. El soñó ampliando sus horizontes. Tal vez nunca antes había recorrido tantos kilometrajes, pero esta vez se movió en razón de que creía que encontraría «la ciudad cuyo arquitecto y constructor es Dios» (Hebreos 11:10).
El profeta Isaías nos exhorta a ampliar el sitio de nuestra tienda, a correr las cortinas y a ahondar las estacas (Isaías 54:2). La fe nos acciona, nos hace mirar más allá de nuestras posibilidades. El destino ya fue trazado y el camino para llegar a él ya nos fue indicado (Juan 14:1-6) ¿Qué espera usted para recorrerlo?
3. La fe nos lleva a esperar a que suceda lo imposible (Génesis 17: 1-27).
Tanto para Abraham como para Sara tener un hijo era no solo un imposible sino también un absurdo dada la edad que ambos tenían y por la esterilidad de Sara. Pero la persona de fe no cree solamente en hechos sino que mediante su plena confianza en Dios espera que suceda lo humanamente imposible. La fe no se detiene en los hechos, va más allá. La fe da por sentado que lo que Dios nos haya prometido, se cumplirá. La fe es una solemne confianza en lo que Dios ha dicho en razón de su carácter y naturaleza. Dios no sabe ni puede mentir, y ese es el mayor garante de la Palabra que salió de su boca.
4. La fe nos lleva a entregarlo todo (Génesis 22:1-19).
Abraham sabía que al sacrificar a su hijo, toda esperanza de ser padre de multitudes quedaría arruinada y que las promesas que lo señalaban como un futuro padre de muchas naciones ya no se cumplirían. Pero no obstante decidió confiar en el Señor y rendirle a él lo más preciado que tenía en ese momento: su hijo Isaac. Un cristiano convencido de a quien le está creyendo estará dispuesto a sacrificar todo lo que Dios le pida y lo más precioso para él en procura de agradar a su Dios y Señor. El no argumentará contra lo que Dios le esté pidiendo, simplemente obedecerá; él no cuestionará a Dios por la forma en que lo hace, simplemente es preguntará:¿Por qué no lo había hecho antes?. La fe no se detiene a reparar en lo que da, sino en las razones por las que damos.
Conclusión:
Fe no es tanto lo que uno cree, sino lo que uno hace con lo que cree. Y si lo que creemos no nos lleva a hacer algo, ¿para que lo creemos? (Santiago 2:17) ¿Qué está usted haciendo con su fe? ¿Dejará pasar las nuevas oportunidades que se le están dando como lo hizo la primera vez?
La fe es capacidad que el Espíritu Santo da para que creamos lo que Dios nos afirma desde su Palabra.