Los primeros años de vida del bebé serán aquellos en los que su desarrollo sea vertiginoso y más cambios experimente. En los primeros meses de vida parece que apenas se ha desarrollado, pero cada sonido, cada gesto, cada imagen que ha vivido le servirá como aprendizaje. A partir del cuarto mes, se empiezan a experimentar de manera más evidente los cambios que se van a producir.
Desarrollo de la vista
Cuando los bebés nacen su visión es muy limitada pero poco a poco se va desarrollando. A partir de los 4 meses ya son capaces de distinguir formas complejas y enfocar los objetos, aunque sean pequeños.
Como todavía no se sostiene y pasa mucho tiempo sentado en la sillita o entre cojines, comienza a explorar todo lo que tiene a su alrededor, tanto de su entorno como de su cuerpo. Según vayan pasando los días intentará coger los objetos, al principio con menos habilidad y poco a poco consiguiendo cogerlo. Podrá enfocar mejor su vista y coordinarla con su mano.
Otro aspecto muy gratificante es que, a partir de los cinco meses, reconoce a todas las personas que le cuidan, incluso en la distancia. Así como, los objetos que ve de manera habitual, aunque estén en una posición diferentes.
Al final de esta etapa, uno de los ejercicios más estimulantes es ponerle frente a un espejo. Todavía no reconoce que es su propia imagen, pero le llamará la atención ver a otro bebé que le está imitando.
Desarrollo del oído
El desarrollo de su capacidad de audición va a favorecer su desarrollo motor e intelectual. A partir del cuarto mes mostrará respuestas claras a estímulos exteriores, si escucha un sonido buscará la fuente del ruido.
Si le haces cosquillas, se reirá a carcajadas de manera sonora. En esta etapa se comunica con sonidos, gestos, lloros y alguna expresión facial. Para estimularle conviene ponerle música.
A partir del quinto mes aprenderá a hacer ruido con sus propias manos, es decir, a coger un objeto y hacerlo sonar: coge el sonajero y lo agita; o coge otro juguete, lo tira y consigue producir ruido. El ruido le encanta sobre todo si lo hace él, se reirá con facilidad y gritará cuando está contento. Le encanta jugar.
Desarrollo motor
A partir de esta etapa, el bebé es capaz de mantener la cabeza erguida o bien levantarla si está boca abajo. Los músculos de su espalda comienzan a estar más fuertes y son capaces de mantener alineada la cabeza con la columna y mover sus manos y pies. Poco a poco irá cogiendo fuerza para poder estar sentado sin problemas.
El bebé ha descubierto que puede usar su mano para agarrar y lo que más le gusta es coger cualquier objeto con sus deditos. Cuando se le muestra un objeto quiere cogerlo y extiende la mano, todo lo toca, todo lo quiere coger, le encanta ver su mano que coge objetos y los puede llevar a la boca. El desarrollo de la coordinación ojo-mano es uno de los principales logros del comienzo de este período.
A partir del quinto mes, será capaz de estar sentado con ayuda, apoyado sobre una almohada o un cojín. Si está boca abajo se apoya sobre las manos y levanta la cabeza, se agarra los pies e incluso se los trata de llevar a la boca, y es capaz de recuperar cualquier objeto que tuviera en la mano y se le haya caído.
Al cumplir los siete meses toca revisión con el pediatra, que estudiará su desarrollo y comprobará que coge los objetos y utiliza las dos manos. Ya se sostiene sentado, aunque al principio necesita apoyarse sobre las manos para mantener la posición
Desarrollo cognitivo
Durante los primeros meses de esta etapa, su desarrollo se centrará en el conocimiento de su propio cuerpo. El mejor estímulo es dejarle que coja los dedos o tirar de él hacia arriba, ponerle bajo un gimnasio infantil, hacerle cosquillas, cantarle… Todo contribuye a mejorar sus respuestas y el desarrollo de su cuerpo y su inteligencia.
Poco a poco, al estar sentado, comenzará a tener curiosidad por conocer su entorno. Toda la información que recibe es un estímulo importante para su desarrollo. Comienza a relacionar causas y efectos: si llora, sus padres acuden; si mueve el sonajero, produce ruido; etc. Aprende de la experiencia y de la repetición de situaciones o gestos.
Al cumplir los seis meses se aprecia claramente su desarrollo. es capaz de encontrar objetos. En la alfombra sensorial aprende a distinguir texturas y sonidos y conviene cambiarle los juguetes que tiene a su alrededor para que los coja, los explore, los chupe, los agite. Si emiten algún sonido, mejor. Pero lo más importante es jugar con él.
A los siete meses, si se despierta y hay silencio a su alrededor, permanece tranquilo. También empieza a pronunciar sus primeros monosílabos de forma repetitiva. Y comprende que, aunque no pueda ver las cosas o las personas, siguen existiendo.