La ambición humana de reproducir objetos y procesos naturales tiene una larga historia, y va desde los sueños puros hasta el diseño real: desde las alas de Ícaro hasta la robótica y la bioingeniería modernas. El concepto de naturoide se ha introducido en la última década más o menos, para referirse a los intentos del hombre de reproducir fenómenos naturales. El desarrollo de naturoides puede ser visto como una clase especial de actividad tecnológica, distinta de la clase general de tecnología. El concepto de naturoid debe ser útil para la investigación metodológica encaminada a encontrar posibles reglas, potencialidades y limitaciones comunes que caractericen el esfuerzo humano por reproducir objetos naturales.
Tácitamente, muchos diseñadores piensan que la mejora continua de un naturoid consiste en su superposición cada vez mayor con la instancia natural, y que el santo grial, por así decirlo, es la reconstrucción completa de un objeto natural de proceso, desde su apariencia externa hasta su funcionamiento interno. Este artículo intenta mostrar que un naturoide es siempre el resultado de una reducción de la complejidad de los objetos naturales, debido a una estrategia de selección múltiple inevitable. Sin embargo, el proceso de reproducción implica que los naturoides adquieren su propia nueva complejidad, lo que resulta en una transfiguración de los ejemplares naturales y sus actuaciones, lo que conduce a una verdadera explosión de innovación. De hecho, las actuaciones centrales de los naturoides contemporáneos mejoran, pero, paradójicamente, cuanto más se desarrolla un naturoide, más se aleja de su contraparte natural. Por lo tanto, los naturoides afectarán cada vez más nuestras relaciones con las tecnologías avanzadas y con la naturaleza, pero de maneras que van más allá de nuestras capacidades predictivas.