En 1172, Donna Berta di Bernardo donó 60 monedas de plata a la catedral local para la compra de piedras que se usarían en la base de un nuevo campanario.
Al año siguiente, comenzó la construcción de la torre y casi de inmediato hubo problemas. El sitio de la torre se encontraba en un terreno blando compuesto principalmente de arcilla, arena fina y conchas (la ciudad se encuentra entre los ríos Arno y Serchio). Cuando los constructores terminaron el segundo piso en 1178, la torre comenzaba a inclinarse.
Pronto, la construcción se detuvo durante casi 100 años, ya que Pisa luchó en guerras contra Génova, Lucca y Florencia. Esto puede haber sido un golpe de suerte, ya que el análisis moderno dice que la torre definitivamente se habría derrumbado si la construcción hubiera continuado sin tiempo para que el suelo se asentara.
Cuando el trabajo en la torre se reanudó de nuevo, se inclinaba 0,2 grados al norte de la vertical, pero para cuando los trabajadores comenzaron en el séptimo piso, la torre se inclinaba un grado al sur. Alrededor de este tiempo, la construcción se detuvo de nuevo por razones desconocidas.
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Durante el siglo siguiente, la construcción continuó intermitentemente.
La inclinación de la torre ganó otros 1,6 grados. Para contrarrestar la inclinación, los constructores hicieron que los pisos restantes fueran más altos en el lado sur de la torre. Pero el peso de los pisos adicionales solo hizo que la base se hundiera más, empeorando la inclinación. Después de haber hecho lo que pudieron, los constructores terminaron y completaron oficialmente la torre alrededor de 1370.
Desde la finalización de la torre, ingenieros y arquitectos de todo el mundo han monitoreado la inclinación y tratado de corregirla. Estos intentos han implicado agregar lechada a la mampostería de cimentación, envolver piezas de acero recubiertas de plástico alrededor de la torre hasta el segundo piso, verter un anillo de concreto alrededor de la base de la torre, colocar contrapesos de plomo en el lado norte, instalar contrapesos de cable anclados y extraer tierra de debajo del lado norte.
Después de la eliminación de más de 70 toneladas métricas de suelo en 2008, los ingenieros anunciaron que la Torre se había estabilizado lo suficiente como para dejar de moverse por primera vez desde que comenzó la construcción. Su inclinación ahora es de solo unos cuatro grados (antes de todos los intentos de restauración, la inclinación era de 5,5 grados), o unos 13 pies más allá de la vertical perfecta. La Torre Inclinada de Pisa debería ser estable durante al menos los próximos 200 años.
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