Dos de los aspectos más difíciles de la jardinería son comprender la diferencia entre los tipos de suelo y saber qué suelo usar. La clasificación del suelo se basa en la textura y el tamaño de las partículas del suelo. La mayoría de los suelos están compuestos de arena, limo y arcilla. Si bien el limo y la tiza tienen texturas similares, el limo es más fácil de usar y más versátil que la tiza. Las partículas finas de limo son las que le dan una textura resbaladiza y suave, y son estas partículas las que hacen que sea fácil compactar el suelo limoso. El hecho de que el limo sea tan compactable hace que sea más fácil mantener los nutrientes y la humedad en su lugar durante períodos prolongados de tiempo. El limo se considera un buen suelo de compromiso entre arcilla y arena, ya que su peso y densidad se encuentran entre estos otros dos tipos de suelo .
Aunque el limo es conocido por su capacidad de compactar, este rasgo también puede ser problemático. Por un lado, el suelo apretado evita que el agua lo deje, lo cual es un problema para ciertas plantas. Además, el agua y el aire tienden a tener dificultades para acceder a las raíces cuando se utiliza tierra limosa. Sin embargo, hay técnicas que puede usar para lidiar con estos problemas. Por ejemplo, puede agregar compost a la capa superior del limo, o simplemente voltear esta capa unos centímetros periódicamente. Cualquiera de los métodos resultará en que el suelo compactado se rompa.
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Una vez que haya resuelto los problemas planteados por la compactación, el siguiente paso es comenzar a plantar. Las plantas amantes de la humedad, en particular, tienden a prosperar en el suelo limoso. Enredaderas, pastos exuberantes y flores de colores ricos son algunos ejemplos de plantas que son especialmente adecuadas para el suelo limoso.