La afirmación de que los tiburones no tienen cáncer es, en el mejor de los casos, ciencia ficción, y antes de que alguien haga bromas sobre el Mar Azul Profundo, les recuerdo que en la película, la instalación de Aquatica que usaba súper tiburones genéticamente modificados para la investigación médica estudiaba explícitamente el Alzheimer y otras afecciones neurodegenerativas, no el cáncer, por lo que les dieron cerebros gigantes de súper tiburones. (Dios, ya nadie presta atención a los clásicos.)
Mi temor es que este mito, basado en la pseudociencia y perpetuado en libros como el ampliamente leído Sharks Don’t Get Cancer (1992) y su seguimiento de 1996 Sharks Still Don’t Get Cancer, pueda dar falsas esperanzas a personas desesperadas y llevarlas a tomar malas decisiones. Las personas que han sido diagnosticadas con una enfermedad terrible (y sus seres queridos) a menudo están dispuestas a intentar cualquier cosa para encontrar una cura, sin importar el costo, y las personas sin escrúpulos pueden tratar de venderles algo que saben que no funciona. Esto es algo bastante terrible de hacer, sin siquiera entrar en cómo probablemente no debería matar especies amenazadas de vida silvestre para una «cura» que no funciona.
¿Los tiburones tienen cáncer a una tasa más baja que otros animales? Esa es una pregunta interesante, y la respuesta es que realmente no lo sabemos. El estudio que mencioné anteriormente lo señala explícitamente, señalando que los científicos aún no han hecho una comparación sistemática entre todas las especies de tiburones. Probablemente nunca hagamos esto porque muchas especies de tiburones son difíciles de mantener en cautiverio en un laboratorio biomédico. En cualquier caso, la afirmación de que los tiburones no tienen cáncer en absoluto es demostrablemente absurda, al igual que la afirmación relacionada de que comer trozos de tiburón seco curará su cáncer.