Foucault describe el funcionamiento del panóptico de Jeremy Bentham, un diseño arquitectónico que permite a un supervisor centralizado monitorear a todos los reclusos de una institución:
Cada individuo, en su lugar, está confinado de forma segura a una celda desde la que el supervisor lo ve desde el frente; pero las paredes laterales impiden de entrar en contacto con sus compañeros. Se le ve, pero no ve; es objeto de información, nunca sujeto de comunicación. La disposición de su habitación, frente a la torre central, le impone una visibilidad axial; pero las divisiones del anillo, esas celdas separadas, implican una invisibilidad lateral. Y esta invisibilidad es una garantía de orden. Si los reclusos son convictos, no hay peligro de un complot, un intento de fuga colectiva, la planificación de nuevos crímenes para el futuro, malas influencias recíprocas; si son pacientes, no hay peligro de contagio; si son locos, no hay riesgo de que cometan violencia unos contra otros; si son escolares, no hay copia, no hay ruido, no hay charla, no hay pérdida de tiempo; si son trabajadores, no hay desórdenes, no hay robo, no hay coaliciones, ninguna de las distracciones que ralentizan el ritmo de trabajo, lo hacen menos perfecto o causan accidentes. (Disciplina & Castigo pp 200-201)