Los fitoestrógenos son compuestos de plantas que tienen una estructura similar a la del estrógeno y se encuentran en una variedad de alimentos, especialmente la soja. Algunas mujeres pueden consumir fitoestrógenos promovidos como alternativas naturales a la terapia de reemplazo hormonal para ayudar a aliviar los síntomas de la menopausia, como los sofocos, o para proteger contra la pérdida ósea.
Cuando Ivonne Rietjens, PhD, de la Universidad de Wageningen en los Países Bajos, y sus colegas analizaron la literatura médica publicada, encontraron que se han reportado varios beneficios potenciales para la salud de los fitoestrógenos, incluidos riesgos reducidos de enfermedad cardiovascular, obesidad, síndrome metabólico y diabetes tipo 2, trastornos de la función cerebral y varios tipos de cáncer, además de síntomas menopáusicos reducidos. Sin embargo, los fitoestrógenos se consideran disruptores endocrinos, lo que indica que tienen el potencial de causar efectos negativos para la salud, incluida la infertilidad y el aumento de los riesgos de cáncer en órganos sensibles al estrógeno, como la mama y el útero.
Dados los datos sobre los posibles efectos negativos para la salud, los autores de la revisión concluyen que la evidencia actual sobre los efectos beneficiosos de los fitoestrógenos no es tan obvia que supere claramente los posibles riesgos para la salud.. «Esto implica que no se puede llegar a una conclusión definitiva sobre los efectos para la salud de los fitoestrógenos, positivos o negativos», dijo el profesor Rietjens. Puede ser que la pregunta de si los fitoestrógenos son beneficiosos o dañinos tenga diferentes respuestas que dependen de la edad, el estado de salud e incluso la presencia o ausencia de bacterias intestinales específicas. Se necesitan estudios adicionales para aportar claridad.