El examen, antes de la aplicación de ácido acético, revela secreciones cervicales y vaginales de moderadas a excesivas, que a veces pueden indicar la naturaleza de la infección subyacente. En la infección por T. vaginalis (tricomoniasis), que es muy común en las zonas tropicales, hay secreción mucopurulenta abundante, burbujeante, espumosa, maloliente, de color amarillo verdoso. Las infecciones bacterianas están asociadas con una descarga seropurulenta, líquida y delgada. La secreción puede ser maloliente en el caso de sobrecrecimiento bacteriano anaeróbico, vaginosis bacteriana e infección por tricomonas. En el caso de la candidiasis (moniliasis) y otras infecciones por levaduras, la secreción es espesa y cuajada (curtida) blanca con picazón intensa que resulta en una vulva enrojecida. Las descargas mucopurulentas de mal olor y color oscuro se asocian con estados inflamatorios debidos a cuerpos extraños (por ejemplo, un tampón retenido). La gonorrea produce flujo vaginal purulento y sensibilidad cervical. Se pueden observar pequeñas vesículas llenas de líquido seroso en el cuello uterino y la vagina en la fase vesicular de la infección viral por herpes simple. Las infecciones herpéticas se asocian con episodios dolorosos de ulceración vulvar, vaginal y cervical que duran dos semanas. Las marcas de excoriación son evidentes con tricomoniasis, moniliasis e infecciones bacterianas mixtas.
Una úlcera grande fusionada debido al herpes u otras afecciones inflamatorias puede imitar la apariencia de un cáncer invasivo. La inflamación crónica puede causar ulceración recurrente y curación del cuello uterino, lo que resulta en una distorsión del cuello uterino debido a la curación por fibrosis. También puede haber áreas necróticas asociadas. Se debe dirigir una biopsia en caso de duda. Las infecciones cervicales raras y poco frecuentes, debidas a tuberculosis, esquistosomiasis y amebiasis, causan ulceración y necrosis extensas del cuello uterino con síntomas y signos que imitan el cáncer invasivo; una biopsia confirmará el diagnóstico.
Si el proceso infeccioso se acompaña de ulceración marcada (con o sin necrosis), el área ulcerada puede cubrirse con exudado purulento, con diferencias marcadas en el nivel superficial del cuello uterino. Puede haber exudación de gotas serosas.
La infección bacteriana, fúngica o protozoaria de larga duración y la inflamación pueden conducir a fibrosis, que parece blanca o rosada, dependiendo del grado de fibrosis. El epitelio que cubre el tejido conectivo es frágil, lo que lleva a ulceración y sangrado. Las apariencias después de la aplicación de ácido acético y yodo son variables, dependiendo de la integridad del epitelio de la superficie.
En el caso de la cervicitis, el epitelio cilíndrico es de color rojo intenso, sangra al contacto y presenta secreción purulenta opaca. La vellosidad columnar o similar a la uva puede perderse debido al aplanamiento de las vellosidades, a la inflamación repetida y al hecho de que no hay papilas claramente definidas (Figura 9.1). Las áreas extensas del cuello uterino y la mucosa vaginal infectada aparecen rojas debido a la congestión del tejido conectivo subyacente.