Virus Chikungunya (CHIKV): ¿Qué se puede esperar después de la fase aguda? / Reumatología Clínica

El virus Chikungunya (CHIKV) se identificó por primera vez en Tanzania en 1952, cuando se aisló en humanos y en mosquitos Aedes durante una epidemia que tenía características compatibles con el dengue.1 Se clasifica como arbovirus de la familia Togaviridae, género Alphavirus, un grupo que también incluye otros virus como Ross River, O’nyong-nyong, Barmah Forest y Mayaro, que se han asociado con el desarrollo de artritis en humanos. Se considera endémica en grandes áreas de África, Oriente Medio, India y el sudeste Asiático.2 Aunque la ecología de estos agentes es diferente, morfológica y antigénicamente, están estrechamente relacionados; además, las enfermedades que causan son prácticamente indistinguibles.3

El término «chikungunya «se deriva de la expresión en el idioma Makonde para» lo que se dobla «o»doblado de dolor».4 La enfermedad es una zoonosis transmitida por mosquitos de las especies Aedes albopictus y Aedes aegypti.5 Es importante señalar que el mosquito Aedes es el vector de varios arbovirus, incluido el dengue (un flavivirus). En los países en los que están presentes ambos vectores del Aedes y en los que las instalaciones de diagnóstico pueden ser limitadas, sería difícil distinguir entre el CHIKV y el dengue, especialmente en los niños, ya que los síntomas y signos se superponen.6 Estudios comparativos han demostrado que características como la mialgia, la artralgia y la erupción están particularmente asociadas con el virus CHIKV, mientras que la trombocitopenia se encuentra más frecuentemente en el dengue.7,8

Es importante señalar que la mutación A226V hizo posible que el virus se adaptara mejor al Aedes albopictus, el único vector competente en la Isla Reunión, circunstancia que también explica su inusual virulencia en el último brote en 20059. Se cree que la infección por chikungunya genera anticuerpos que protegen a los individuos de por vida.10

Con respecto a los signos clínicos, más del 85% de los pacientes tenían los síntomas típicos de infección por CHIKV: fiebre alta repentina (>38.9°C), escalofríos, dolor de cabeza, fotofobia y erupción petequial o maculopapular con picor. La mayoría de las personas infectadas se quejan de dolor articular severo, que a menudo es incapacitante,y edema en las extremidades; también ha habido casos de linfadenopatía inguinal dolorosa11-13 afectación ocular, con mayor frecuencia uveítis anterior14 y manifestaciones gastrointestinales (diarrea y vómitos). Según se informa, entre el 5 y el 18% de los pacientes infectados son asintomáticos.15

La fase aguda suele tener una duración de unos pocos días a un par de semanas, aunque la artralgia y / o mialgia pueden persistir de semanas a meses, o incluso años.16 Algunos pacientes desarrollan un auténtico síndrome artrítico crónico17, que suele ser simétrico, poliarticular y migratorio, afectando predominantemente a pequeñas articulaciones de manos, muñecas, tobillos y pies. Las articulaciones grandes son menos frecuentes. Se puede observar inflamación periarticular, dolor, enrojecimiento y movilidad limitada.4 La poliartritis persistente se presenta en el 30-40% de los pacientes afectados por el alfavirus, y se han propuesto mediadores proinflamatorios, como la interleucina 6 (IL-6) como causa.18 El daño articular fluctúa con el tiempo, pero siempre se encuentra en las mismas partes del cuerpo, principalmente en las extremidades (manos, tobillos y nudillos).15

El porcentaje de individuos afectados disminuye gradualmente, con dolor articular recurrente persistente en al menos 10% a 20% de los pacientes 1 año después de la infección aguda, y en hasta 12% a los 3 y 5 años.19 La tasa de mortalidad es baja (0.4%), aunque es mayor entre los niños menores de 1 año de edad (2,8%) y aumenta en personas mayores con enfermedades concurrentes (trastornos cardiovasculares, neurológicos y del tracto respiratorio).20

Por otro lado,se han notificado pacientes con un trastorno similar a la artritis reumatoide (AR) post-CHIKV21, posiblemente debido a la presencia del gen HLA-DRB1, que se asocia con el desarrollo de AR, una enfermedad que se desencadenaría por la infección por CHIKV. Se ha notificado la presencia de artritis erosiva progresiva. Sin embargo, a diferencia de lo que se sabe sobre la AR, no se detectaron altos niveles de factor reumatoide y péptido citrulinado anticíclico.22

El 9 de diciembre de 2013, la Organización Panamericana de la Salud emitió por primera vez una alerta regional sobre la transmisión indígena del CHIKV en las Américas. Esta alerta se emitió después de que las autoridades sanitarias de la isla de San Martín (un territorio francés en el Caribe) confirmaran 2 casos autóctonos en pruebas de laboratorio el 6 de diciembre de 2013.23

Hasta el 4 de diciembre de 2013, se habían notificado 1.724.759 casos sospechosos a la Organización Panamericana de la Salud, así como 59.932 casos confirmados y 271 muertes relacionadas con la enfermedad, repartidos en 44 países o territorios de las Américas y el Caribe, incluidos Estados Unidos y Brasil.24 Las cifras reales son mucho más altas, ya que la mayoría de los casos no se reportan. Se estimó que más del 60% de la población de la República Dominicana se vio afectada, de un total de alrededor de 10 millones de habitantes.

La fase de mayor transmisión del CHIKV puede ser exponencial y progresar en muy poco tiempo (de 3 a 6 meses), como se pudo observar en la República Dominicana.

Cuando se revisan los documentos sobre epidemias de CHIKV, la alta tasa de ataques constituye la principal preocupación. Esta tasa se estima entre el 30% y el 68% de la población, y se alcanza en cortos períodos de tiempo. En la República Dominicana, se pronosticó que la actividad de esa epidemia sería generalizada, ya que se trataba de un país tropical densamente poblado, con una población muy móvil y la presencia del vector responsable de la transmisión del virus.25

La infección se diagnostica sobre la base de criterios clínicos, epidemiológicos y de laboratorio, aunque cabe señalar que no hay hallazgos de laboratorio que sean patognomónicos para la enfermedad. Se han observado signos como trombocitopenia, leucopenia, resultados anormales de las pruebas de la función hepática y tasa de sedimentación eritrocitaria elevada y proteína C reactiva. Hasta la fecha, se han desarrollado una serie de pruebas de diagnóstico para detectar la infección por CHIKV tanto en la fase aguda como en la etapa tardía de la enfermedad. La mayoría de los estudios epidemiológicos en la literatura se basan en el ensayo de inmunoabsorción ligado a enzimas IgM e IgG (ELISA), un hecho que demuestra la importancia de los ensayos de este tipo.26,27

No existe un tratamiento específico para el CHIKV y, además, en la actualidad, no existe una vacuna disponible. La enfermedad suele ser autolimitada y se resuelve con el tiempo. El descanso está indicado durante la fase aguda, mientras haya síntomas articulares. Las personas infectadas deben evitar exponerse a los mosquitos (permanecer en el interior y/o debajo de un mosquitero) durante los primeros días de la enfermedad para no contribuir al ciclo de transmisión del virus.28

La principal preocupación en los próximos años podría ser que surjan epidemias más grandes en regiones recientemente afectadas, como América, Europa y Oceanía.29,30 Estas regiones comprenden países con poblaciones ingenuas y vectores de Aedes bien establecidos, a lo que se suma el hecho de que algunos tienen infraestructuras de salud pública y diagnóstico relativamente deficientes.31

En este momento, no es posible determinar si el CHIKV se volverá endémico en la República Dominicana. En primer lugar, se debe observar el comportamiento de la epidemia en los próximos años y se deben implementar sistemas de biovigilancia. Más de un año después del brote agudo, los pacientes siguen teniendo quejas musculoesqueléticas de intensidad variable que pueden confundirse con el diagnóstico de AR y espondiloartritis.

El virus de la chikungunya se ha sumado al grupo de enfermedades infecciosas que se comparten con Haití, país con el que la República Dominicana unirá fuerzas para perseverar en los esfuerzos por controlar y erradicar estas enfermedades, con la misma determinación que se ha dedicado y sigue dedicándose a la malaria, el cólera y la filariasis linfática.32

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