J. Scott Yaruss, profesor asociado en ciencias de la comunicación y trastornos en la Escuela de Ciencias de la Salud y Rehabilitación de la Universidad de Pittsburgh y codirector del Centro de Tartamudez del Oeste de Pensilvania, explica.
La tartamudez es un trastorno de la comunicación generalmente caracterizado por interrupciones involuntarias en el flujo del habla. Estas disfluencias pueden tomar muchas formas, como repeticiones de partes de palabras (li-li-like this) y momentos en los que se prolonga un sonido o un período de silencio (llllike this o l—–ike this). Las personas que tartamudean a menudo experimentan reacciones emocionales, cognitivas o conductuales negativas que pueden afectar aún más su capacidad de comunicarse. En última instancia, la tartamudez puede tener un impacto adverso significativo en la calidad de vida y la capacidad de participar en las actividades diarias de las personas.
La clasificación de tartamudez abarca una serie de trastornos de la comunicación: la tartamudez neurogénica y la tartamudez psicógena se asocian con un inicio repentino y, como sus nombres implican, con una causa específica conocida, ya sea un defecto en la composición del cerebro o un profundo desafío psicológico. Estos trastornos son relativamente raros y difieren en términos de etiología, síntomas y tratamiento de la tartamudez del desarrollo, el trastorno más común. La tartamudez del desarrollo generalmente comienza en la primera infancia, entre las edades de dos y medio y cuatro años. El inicio del trastorno, que puede ser gradual o relativamente repentino, generalmente ocurre durante el período de rápido desarrollo de las habilidades lingüísticas, motrices, temperamento e interacción social de un niño. También se ha informado de un inicio posterior de tartamudez en el desarrollo, aunque se sabe menos sobre esta variante.
Las causas de la tartamudez del desarrollo no se entienden bien y se han ofrecido varias teorías a lo largo de la historia de la patología del habla y el lenguaje. Las raíces de la tartamudez se han atribuido a una serie de causas: problemas emocionales, problemas neurológicos, reacciones inapropiadas por parte de cuidadores y familiares, planificación del lenguaje y dificultades motoras del habla, entre otros. Muchas de estas teorías han demostrado ser prometedoras al explicar algunas características de la tartamudez, pero ninguna teoría ha descrito de manera exhaustiva las experiencias internas y externas de las personas que tartamudean.
El creciente consenso es que muchos factores influyen en la tartamudez. Las teorías actuales sugieren que surge debido a una combinación de varias influencias genéticas y ambientales. Algunos elementos que se están examinando actualmente incluyen habilidades motoras, habilidades lingüísticas y temperamento. Se presume que un niño experimenta interrupciones en la producción del habla debido a una interacción entre estos (y presumiblemente otros) factores.
No existe una cura conocida para la tartamudez, aunque muchos enfoques de tratamiento han demostrado ser exitosos para ayudar a los hablantes a reducir el número de disfluencias en su habla. Los niños pequeños que han tartamudeado por poco tiempo tienen una alta tasa de recuperación natural, aunque es imposible determinar qué niños tienen más probabilidades de recuperarse y cuáles tienen más probabilidades de continuar tartamudeando.
La mayoría de los expertos recomiendan una evaluación temprana y un tratamiento para prevenir el desarrollo de un trastorno crónico de la comunicación. A medida que los niños se acercan a la edad escolar y la adolescencia, el tratamiento a menudo cambia hacia el tratamiento de factores adicionales, como reducir las reacciones negativas a la tartamudez y minimizar el impacto adverso de la tartamudez en la capacidad de comunicación y la calidad de vida.
Los patólogos del habla y el lenguaje no están de acuerdo sobre qué enfoque es el mejor para niños mayores y adultos. Las opciones de tratamiento incluyen capacitación para cambiar los patrones del habla, asesoramiento para minimizar las reacciones negativas, intervenciones farmacéuticas y dispositivos electrónicos que mejoran la fluidez. Los grupos de autoayuda y de apoyo también desempeñan un papel importante en la recuperación de muchas personas que tartamudean.
El resultado final de la terapia es garantizar que las dificultades de comunicación no sobrecarguen al hablante, incluso si permanece algo de tartamudez en el habla de la persona. Muchas personas que tartamudean son capaces de hacer cambios positivos en sus habilidades del habla, habilidades de comunicación y reacciones cognitivas para que puedan comunicarse de manera efectiva.